martes, 16 de octubre de 2012

Andres Montes


        Gracias Andrés, mito y genio




Tres años ya y no pasa un sólo día sin que al escuchar la radio o ver un telediario me acuerde de Andrés Montes. Mito. Sin él, nada es lo mismo. Ni lo será. O no se le aguantaba o se le adoraba. Yo era de estos. Y lo seré porque nadie vendía mejor el muñeco que él, que al final es de lo que se trata: de edulcorarnos la vida, porque de problemas ya vamos servidos.
Es ver un partido de NBA e imaginarme qué estaría diciendo Andrés con Antoni Daimiel. O un partido de fútbol. Él ponía el show aunque el espectáculo fuese infumable. Y aunque costara vender el muñeco se lo acababas comprando y te descubrías siempre con una sonrisa en la cara, con la marca del jugón.
Tuve la suerte de compartir un tiempo con él y el privilegio de haberle embaucado con Alique en el café Saigón del paseo marítimo de la castellana para que fichara por el llamado mundo MARCA. Además de un diccionario montesiano y una web psicodélica, Montes escribía de basket o lo que fuera en 3,05, en la Revista de la NBA, en el MARCA buscando alejarse del basket y sentó cátedra con un No sabes cómo te quiero que marcó época. Un concepto radiofónico distinto en el que primaba el caos organizado gracias a su equipo (Tala, la ChurriDavid desde Barna...) y en el que se hablaba más de las lentejas y las siestas con orinal que otra cosa. Y a mí me encantaba.
Siempre he opinado que la información está sobrevalorada en cierto modo y que lo importante en muchos casos es el envoltorio y no el contenido. Y Andrés era un maestro del papel de regalo. Y al final te ponía un lazo. Como el de sus pajaritas de gentleman.
Descansa donde estés jugón. Gracias por los recuerdos porque fue un privilegio.

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